Cristiana Imputación

El país está fome. Basta con ver las noticias para darse cuenta de aquello. Reporteros, policías y jueces, buscan la verdad en el llamado “robo del siglo”. La presidenta Bachelet inaugura en la Villa Grimaldi el teatro por la vida. El cantante Robbie Williams hizo delirar a sus fanáticos en el show más pomposo de este año. Los “pingüinos” siguen protestando por lo que consideran justo para la educación chilena.

En el deporte aparecen las rojitas campeonas del mundo y la “chambonada” del diputado Antonio Leal en el Congreso; González y el Chino Ríos siguen sacando la cara por el tenis Chileno. Colo Colo que se aproxima a conseguir otro título internacional; fútbol por aquí y por allá.

Pero todo cambió cuando la justicia que en este último tiempo coopera ciegamente en juzgar y castigar a los malhechores, dictó la condena más “extraña” antes vista.

Un tribunal de la Novena Región sentenció al joven de 18 años, Alexis Araneda Araneda a ir a misa todos los domingos (como dice la canción), además de trabajos voluntarios en la misma casa sagrada. Está espléndido solución fue obra del Ministerio Público, dentro del marco de la Reforma Procesal Penal.

Araneda fue declarado culpable de haber participado el 13 de abril pasado en el hurto de cuatro cilindros de gas de la parroquia San Antonio de Papua, en la comuna de Ercilla, en la Novena Región. Esta inédita salida logró que el joven aceptara la propuesta del Ministerio Público y su defensa, que además incluye labores de servicio en la iglesia, como pintar el recinto o barrera la calle.

La pregunta inmediata que hay que hacerse es que busca el organismo de estado con todo esto. O mejor aún, se puede decir que la fe católica- en este caso- es una condena para alguien. Que estará pensando el papita Juan Pablo II, allí arriba. Como le habrá tenido que explicar a su “jefe” que el ir a misa todos los domingos no es castigo para nadie. Y que nuestros brillantes jueces jamás quisieron ofenderlo tan blasfemamente.

Me pregunto: ese muchacho irá al sagrado culto con manjar o mantequilla para echárselo a la hostia. ¿Los señores curitas de la Novena región tendrán que guardar con siete llaves el vinito dulce?; porque tras lo acontecido, puede que milagrosamente desaparezca.